Por Diego Valdivieso
Durante este año, muchos improvisamos maneras de adaptarnos al trabajo remoto, pero no creamos que las formas y herramientas con las que resolvimos el 2020 son necesariamente sostenibles de cara a nuestros colaboradores. ¿Estamos preparados para diseñar la experiencia de trabajar dentro de nuestras organizaciones?
En medio de la lucha mundial por controlar el Coronavirus, la gran mayoría de nosotros siguió colaborando con sus organizaciones desde sus hogares, intentando compatibilizar el cambio personal en esta escala de valores con los esfuerzo por mantener el orden familiar, la productividad laboral y el liderazgo de los equipos de trabajo, en los que cada individuo era uno más de los millones de personas que estaban viviendo una situación tan extraordinaria.
En ese contexto particularmente desafiante para la Experiencia del Colaborador (Employee experience, EX), muchos nos sorprendimos de cómo la transición fue más fácil de lo que hubiésemos pensado, calando profundamente en nuestras organizaciones, trayendo beneficios inesperados para nuestra vida personal y familiar, por lo que rápidamente comenzamos a escuchar predicciones de lo que sería el futuro del trabajo y el gran crecimiento de los formatos híbridos (76% de las empresas adoptarán una modalidad de trabajo híbrida a contar del 2021 (American Retail) y un 75% de los ejecutivos encuestados por Randstad planea mantener la modalidad de teletrabajo)
Perdón por el cliché, pero “el trabajo remoto/híbrido/teletrabajo llegó para quedarse”. Sin embargo, este no está exento de algunos desafíos para lograr implementar nuevas formas de trabajo que permitan el desarrollo óptimo y sostenible de nuestra organización.
Si bien, dejamos de gastar esa inmensa cantidad de horas en ir a la oficina, quienes hemos entrado en regímenes híbridos hoy, para bien o para mal, llevamos la oficina con nosotros a donde quiera que vayamos. Y es que cada vez que nos conectamos a trabajar desde nuestra casa o elegimos instalarnos en un cowork, estamos haciendo que “el trabajo” deje de ser un lugar físico.Ya no se trata de “ir a trabajar”, sino de entrar en un estado o modo desde el cual estoy colaborando con mi organización. Este último punto es especialmente desafiante dado que estas condiciones requieren que cada uno de nosotros tenga la convicción y voluntad para entrar en este mindset que está a un click de distancia, y lograr en ese ambiente mantenerse motivado y satisfecho con su vida laboral.
Este es un desafío grande para la Experiencia de colaboradores y va más allá de los mínimos legales que los distintos países están implementando, ya que debemos crear una nueva forma relacionarnos con lo laboral, construyendo de manera propositiva cuál es la nueva forma de concebir el trabajo e invitando a nuestros colaboradores a ser parte, basándonos también en lo que ellos esperan de nosotros.
¿Cómo mejorar la experiencia de los empleados?
En la experiencia que hemos acumulado en BBK trabajando con diversos clientes a lo largo de este año, quisiera relevar dos puntos para reflexionar y comenzar a desarrollar nuevas formas de trabajo de nuestra organización, ya sean en formatos híbridos o 100% remotos:
1. Propósito y sentido
Es transversal el acuerdo de que el principal factor de éxito de una estrategia de trabajo, y en especial una de estas características, es contar con colaboradores fuertemente comprometidos con el propósito de la organización.
Un colaborador que cree y se moviliza con la razón de ser de la organización será capaz de darle sentido a su trabajo, podrá navegar por altos niveles de incertidumbre y alineará sus esfuerzos a las actividades de mayor valor.
Por último, será capaz de entrar en el mindset de trabajo necesario sin enfrentar grandes barreras. ¿Tenemos claro nuestro propósito? ¿Se lo hemos transmitido a nuestros colaboradores? ¿Les hace sentido?
2. Cultura y ritos
Debemos revisar si la cultura que hemos construido cuenta con los valores, ritos y dinámicas que logren conectar a los colaboradores con este propósito y a ellos entre sí, para que sea este ambiente que hemos construido el que impulse a todos a trabajar por los objetivos que juntos queremos alcanzar.
Es especialmente relevante pensar cuáles serán las instancias de vinculación y las interacciones entre colaboradores que queremos potenciar, de modo que se logren sostener dinámicas híbridas que no se basen en la desconfianza y control con quienes deban aportar desde otras ubicaciones.
En esta tarea, la tecnología será nuestro mejor aliado, conectando y visualizando a las personas y el trabajo que ya no vemos en el espacio de la oficina.
El desafío recién comienza, pero no olvidemos que este camino ya ha sido recorrido por muchas empresas pioneras que han puesto el Employee Experience como prioridad estratégica, logrando crear espacios de trabajos que combinan el desempeño con la calidad de vida de los colaboradores. ¡La invitación es a ponernos a no improvisar.